martes, 21 de agosto de 2007

Administración Pública, Nuevo Estado Cooperativo y Contrato Organizacional Róger Méndez Benavides:

A veces, parece entenderse que el “desarrollo” es una fase sola, independiente del crecimiento social y del progreso humano, salida de los libros y de las teorías, empero el término liberal “desarrollo” es en sí mismo, un producto más del dominio ideológico discursivo de los autores, la búsqueda del “desarrollo” nos hace acudir a las tiendas de los “desarrollados” para adquirir sus modismos, productos y sistemas, en detrimento del pensamiento criollo, capaz de parlar y gestionar un modelo de Estado propio, auténtico, vacunado contra el dominio discursivo que quienes se llaman a sí mismos “desarrollados”.En el discurso de Kliksberg se interpreta su adhesión al concepto de que riqueza es todo lo que existe y hay que repartir, en lugar de que riqueza es todo lo que no existe y hay que producir.A pesar de la anterior disconformidad con el autor, hay que recalcar lo útil y bueno de su artículo, que desde mi punto de vista tiene que ver con la búsqueda de mecanismos de articulación entre el Estado-Sociedad Civil-Sectores Productivos. Aquí hay mucha tela que cortar.La búsqueda de la felicidad y de la mejoría constante de las condiciones de vida del ciudadano [no súbdito, ni vasallo, ni cliente, ni usuario, ni beneficiario, sino ciudadano en primer lugar], conlleva a la necesidad de replantearse ¿Cómo se distribuye el poder en dicho Estado Cooperativo de Derecho?En este punto, la tesis de Marx de poseer un gobierno barato, junto con las de “compartir” el poder y por lo tanto, la administración de la sociedad, del Estado, entre tres agentes cooperativos, a saber, el Estado en su calidad de representante de la voluntad popular; de la Sociedad Civil en su calidad cuerpo vivo que puede hacer cambiar su voluntad cuando lo sienta útil para incrementar la calidad de las condiciones de vida del ciudadano-habitante; y de los Sectores Productivos, en su calidad de agentes del ciclo económico, nos conduce a replantear el contrato social, el mismo ya no sería exclusivo entre el individuo y el Estado, sino entre el Estado, La Sociedad Civil y los Sectores Productivos, sería un contrato en términos cooperativos para la administración de los asuntos colectivos, sería lo que he denominado Contrato Organizacional.Un contrato tripartito para la búsqueda y beneficio de la calidad de vida del sujeto que conforma cada una de las partes del contrato, el ciudadano mismo, el cual cumple tres roles en cada organización: en los sectores productivos es un agente económico que suministra su fuerza, cognición, motivación y voluntad para la generación de la riqueza, de la cual tiene derecho a una parte consustancial por su aporte humano-laboral, en el Estado cumple una función de elector-comisario-controlador de los asuntos colectivos y en la Sociedad Civil cumple con su función de individuo, partícula viva constitutiva de un todo que constantemente nace, crece, se desarrolla, vive y fenece y deja vida en sus generaciones.En consecuencia, la administración de los asuntos públicos resultaría barata, en la medida en que el ciudadano participe activamente del cometido que le corresponde, disminuyendo los costos de la burocracia, dejando recursos libres para la gestión productiva y el ocio, sin el cual los pueblos pierden su categoría de tales, pasando a ser fuerza productiva, únicamente.En este punto de vista, el Estado deja de constituirse en la antinomia de la vida privada y pasa a ser “socio contratista” con los Sectores Privados de Producción y con la Sociedad Civil de la cual se deriva, a la cual se debe y debe suministrarle protección.En consecuencia, los beneficios de la descentralización en la administración pública conllevarían a una disminución de los costos administrativos, los beneficios del uso científico de las fuentes de capital y de conocimiento, conllevarían a un rendimiento exponencial en la generación de la riqueza y por ende, en su distribución, por último, el civitas tendría a la mano el orden oportuno para disfrutar la vida en toda su extensión.De este modo, el Estado dejaría de ser un estorbo para el dinamismo productivo, deteniendo con ello la demolición de la que habla Kliksberg y de la complejidad regulatoria de la que habla Meoño Segura. Es todo.BIBLIOGRAFÍAGuerrero Omar (1986), LA TEORÍA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, HARLA. México. ISBN: 968-6034-70-6Kliksberg Bernardo (1998), REPENSANDO EL ROL DEL ESTADO: Más allá de dogmas y convencionalismos, Lección Inaugural de la UCR.Meoño Segura Johnny (2001) Crisis nacional, estado y burocracia ¿Cómo superar nuestra rígida cultura política?, Cartago, Costa Rica, Editorial Tecnológica de Costa Rica. ISBN: 9977-66-121-9.Publicado por Jorge Róger Méndez Benavides en 10:18
Róger Méndez Benavides: Administración Pública, Nuevo Estado Cooperativo y Contrato Organizacional

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